domingo, 3 de junio de 2012




LAS NUPCIAS DE DIOS Y DE LA BESTIA








                              En un sentido prometeico,  el hombre es Dios; pero en un sentido aún más profundo, el hombre es una bestia (Boyd Rice).
                                                                                                          
                                                                                                                     


Existen en todo hombre, y a todas horas, dos postulaciones simultáneas: una hacia Dios y otra hacia Satán. La invocación a Dios, o espiritualidad, es el deseo de ascender de grado; la de Satán, o animalidad, es el gozo de rebajarse (Charles Baudelaire). 

                                   


     Para William Blake la tradicional concepción dicotómica del ser humano -mente y cuerpo, razón e instinto, virtud y vicio- lleva consigo el estigma de su origen religioso. Blake llama “religión” al cuerpo institucional que instaura y regula en cada sociedad una moral de basamento metafísico. La religión siempre se apoya en dogmas y prohibiciones (lo “general” en Kierkegaard), y precisa de un sacerdocio que vele por el orden social.
     Blake propone una nueva dicotomía: razón/energía. Se trata de una pareja de contrarios que expresa en realidad una concepción unitaria de la condición humana. La razón no es más que el perímetro de la energía, su mismo límite. No se da, pues, ningún tipo de confrontación entre parcelas ontológicas distintas. La tensión que nos permite existir no es ningún subproducto ni derivado; es tan intrínseca, tan esencial y originaria, que Blake llega a identificarla con la misma vida.
     Reconciliar a Razón con Energía es lo que pretenden la Ley y la Religión. Lo que finalmente consiguen, no obstante, es erigir prisiones y burdeles.
     Blake visitó la imprenta del infierno y estudió su método. Gracias a esta experiencia pudo purificar su percepción y salir de la caverna de sus cinco sentidos. Se dio cuenta entonces de que Cristo no vino a unir al Prolífico y al Devorador (esto es, a reconciliar a Energía con Razón), sino a separarlos.



     Algunos Proverbios del infierno son auténticos cantos al Goce Eterno (la Energía y el Deseo humillados por el Mesías de Milton):

Aquel que desea pero no obra, engendra pestilencia.

La Prudencia es una rica, fea solterona cortejada por la Incapacidad.

La Eternidad está enamorada de los frutos del tiempo.

El orgullo del pavo real es la gloria de Dios.

La lujuria del macho cabrio es la gracia de Dios.

La cólera del León es la sabiduría de Dios.

La desnudez de la mujer es la obra de Dios.

El camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría.

Exuberancia es Belleza.

Antes asesinar a un niño en su cuna que alimentar deseos irrealizables.