miércoles, 22 de febrero de 2012

LITURGY: EL BLACK METAL TRASCENDENTAL


    Rodeado de una gran polémica al coincidir su lanzamiento con la publicación de un panfleto -escrito por el lider del grupo, Hunter Hunt Hendrix- muy mal recibido por la parroquia del black metal más ortodoxo, el segundo LP de Liturgy es, a mi juicio, el mejor disco del pasado 2011 (junto con los excepcionales  Asleep on the floodplain de Six organs of admittance y Wolfroy goes to town de Will Oldham).
     El panfleto en sí no tiene demasiada importancia. Titulado Trascendental black metal e incluido en la memoria de un simposio universitario acerca del black metal (Hideous Gnosis: the black metal theory symposium), se trata básicamente de la incorporación de algunos de los ideales nietzscheanos al cerrado ideario estético del subgénero, con vistas a oxigenar éste. Hunter Hunt Hendrix (quien cita a Glenn Branca, Swans o Iannis Xenakis como principales fuentes de inspiración) intenta subvertir el  hincapié en la sordidez y la voluntad de negación, propios del fundamentalismo black, en una búsqueda de la afirmación absoluta. El black metal trascendental comparte la raíz nihilista del black metal tradicional, pero quedaría caracterizado por su tendencia a superar (no eliminar) este desarraigo por medio de un discurso musical que describa la reconciliación del espíritu con la vida (como si representara el da capo! promulgado por  el trans-hombre...) 
     Semejante perorata puede resultar pretenciosa, grotesca o desconcertante, según se mire. En mi opinión simplemente resulta innecesaria. Aesthethica no necesita de manifiestos programáticos: es un álbum que se defiende solo. 
     El cuarteto de Brooklyn ha superado su notable debut (Renihilation, 2009) facturando una obra única y devastadora, un bloque granítico sin asideros. De más de una hora de duración, el acerado minimalismo de sus líneas de guitarra y una base rítmica completamente desbocada (con desarrollos intrincados hasta el delirio) consiguen que la velocidad se conjugue con la emoción hasta alcanzar la catarsis. 
   Hablamos de una suerte de proceso alquímico que convierte la brutalidad en pura capacidad hipnótica. Temas como "Generation" o "Sun of Light" son el resultado de toda una labor de depuración: la tentativa de desembarazar a la agresividad genuinamente black de todo elemento accesorio. Así es como han podido ver la luz unas pulidísimas composiciones que aúnan sobriedad y precisión de forma natural, cuyos ritmos obsesivos no sólo no devienen efectistas, sino que además obnubilan como mantras, conservando en todo momento, eso sí,  cierto poso inquietante consustancial  al black metal.
     En última instancia, lo que han conseguido Liturgy es expurgar al black metal de los elementos plásticos que lo atenazaban en un marco genérico absolutamente estereotipado, prescindiendo de la habitual -y bien irrisoria- parafernalia satánica y exhumando un armazón musical libre de rémoras ornamentales; o lo que es lo mismo: han expuesto a la vista la aesthethica (es decir, los elementos que conforman una expresión artística concreta) de una rama de la música popular -ferreamente codificada- en su auténtica pureza y desnudez.

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